Ayer paseando por el centro de Valencia, Mayte y yo, subimos al campanario de la Catedral de Valencia, más conocido por el nombre de Torre del Miguelete o Torre del Micalet en valenciano. Es una Torre de estilo gótico levantino de 51 metros de altura hasta la terraza y 63 metros en su cota mas alta. Tiene forma de prisma ortogonal, y para llegar a la terraza tienes que subir 207 escalones. No es muy complicado si no te encuentras a nadie bajando al mismo tiempo, sobre todo por la última parte de la escalera (de caracol) que en su parte final es muy muy estrecha. El primer cuerpo es totalmente macizo, salvo el hueco helicoidal de la escalera de sólo unos 2 metros de diámetro; el segundo cuerpo tiene un recinto abovedado, que es la antigua "Prisión" o Asilo de la Catedral con un solo ventanal exterior; el tercer cuerpo es la "Casa del Campanero", otro recinto abovedado parecido al anterior aunque más grande y con dos ventanales. El último cuerpo es la sala de campanas abierta por 8 ventanales, 7 de ellos ocupados por las campanas.
El octavo ventanal corresponde a la escalera de caracol, que a partir de aquí se hace más estrecha como ya comenté anteriormente.
Una vez arriba podemos contemplar una maravillosa vista de toda la ciudad de Valencia, sencillamente espectacular.
También podemos ver la Campana principal, que por cierto es la que le da nombre a todo el conjunto de la Torre (Miguelete). Ahora está inhabilitada, pero hace no muchos años, si que funcionaba y como anécdota os puedo contar que la primera vez que subí (iba con mi hermano Migue), lo más normal al llegar arriba, es hacerte la típica foto debajo de la Campana, pues bien, había un grupo de turistas japoneses por allí con sus cámaras de fotos y de vídeo y justo cuando se fueron a hacer una foto debajo de la campana, está tocó ¡las 12 del mediodía!... POM...POM...POM !! imaginaros a esos japoneses tirándose en plancha al suelo del susto que se dieron; se creerían que estaban bombardeando toda la ciudad, jajajajaja. Que lote de reir nos metimos mi hermano y yo viéndolos por el suelo... No podíamos parar y siempre que lo volvemos a recordar nos hechamos unas risas... que gracia! Y es que la Campanita no veas como sonaba, sabes?
Así que ya sabéis, por un par de euritos que cuesta la visita, si tenéis oportunidad y ganas de hacer un poquito de ejercicio, disfrutar de una bonita experiencia que merece la pena.
Un saludo a todos...
Fran.
