Ese día la niña salió de clase de Sociales con muchas dudas y preguntas en su cabeza. Había empezado a estudiar el tema de las fronteras entre los países del mundo. España limita al norte con Francia en los montes Pirineos, al oeste con Portugal y al sur y al este con el Mar Mediterráneo, les había dicho el profesor. Ella pensó que las fronteras servían además de para delimitar los países, también para que las personas no pudiesen pasar alegremente de un país a otro.
Estaba deseando llegar a casa para preguntarle a sus Papis todas estas inquietudes, pues ellos seguro que les resolverían todas sus dudas. Pero resultó que al hablar del tema don ellos, sus dudas no solo no se terminaron de despejar, sino que se multiplicaron, pues sus padres le explicaron que en las fronteras no había ningún tipo de valla ni muralla bordeando los paises, sino solo en los pasos de carretera una especie de caseta (aduana le dijeron) que servía para controlar la entrada y salida de las personas y vehículos que por allí pasaban.
- ¿Y que pasaría si alguien en lugar de pasar por uno de esos puntos donde están las casetas, pasara sin ser visto por cualquier otro sitio de los muchos que no están controlados?
Sus Padres se miraron por un momento desconcertados y sin saber muy bien que contestarle a su hija, finalmente les dijeron sin mucha convicción...
-Pues seguramente esa persona estaría en el país de manera ilegal, pues no habría sido controlada al entrar y estaría indocumentada.
A la niña esa respuesta no le terminó de aclarar nada, pero decidió dar por terminada la conversación con un simple - Gracias Papis.- Y pensó que como era posible que a una persona se la considerase ilegal solo por el hecho de cruzar de un sitio a otro de la tierra por un sitio que ni siquiera estaba vallado. Hasta los animales en ese sentido estaban más avanzados que nosotros los humanos, pues ellos no conocían fronteras en la tierra, ni en el cielo ni el el mar, y podían ir libremente de un sitio a otro sin que nadie se lo impidiera ni los considerase ilegales indocumentados.
Hoy esa niña, después de varias décadas, aún no ha encontrado respuesta a esa pregunta..."¿porque llamamos ilegales a las personas que van de un país a otro?" y lo único que les podrá decir a sus hijos cuando estos le pregunten algún día sera:
- NINGUNA PERSONA ES ILEGAL, sed tolerantes con todo el mundo, con los animales también, pues de ellos aún tenemos mucho que aprender, y nunca digáis que una persona es ilegal, porque mi mundo y el mundo que yo quiero para ustedes... ¡NO TIENE FRONTERAS!
Un fuerte abrazo a tod@s ;)
Francisco Rodríguez.
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