El dueño de la pequeña tienda de antigüedades, miraba distraídamente la calle desde detrás del mostrador. Eran casi las dos del mediodía y estaba a punto de cerrar. Una niñita de unos 8 ó 9 añitos se acercó al escaparate y apretó su carita contra él para ver mejor el interior. Sus preciosos ojitos se le iluminaron al ver uno de los objetos allí expuestos...
Entró en la tienda y le pidió al dependiente que le enseñase el Collar Turquesa Azul.
- Es precioso, me gusta, ¿puede envolverlo para regalo?, que quede muy bonito, por favor.
El dueño de la tienda desconfiando de la niña y frunciendo un poco el entrecejo le preguntó:
- ¿Sabes lo que cuesta este collar, bonita?
Sin dudar, ella sacó del bolsillo un pañuelito muy bien atado, del cual fue deshaciendo cuidadosamente los nudos. En su interior había unas pocas monedas, las colocó todas sobre el mostrador y dijo feliz:
- Espero que llegue con todo esto señor, es todo lo que tengo ahorrado ¿sabe?. Quiero regalarle este collar a mi hermana mayor. Desde que murió Mamá, ella siempre cuida de nosotros y nunca tiene tiempo para si misma. Mi madre tenía un collar muy parecido a este, pero lo tuvimos que vender porque según decía mi hermana “no nos hacía falta yá”, pero yo creo que le gustará volver a tenerlo. Hoy es su cumpleaños y seguro que le hará muy feliz, además es del mismo color de sus ojos, como el de Mamá.
El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche aterciopelado, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un precioso lazo con una cinta verde.
- Aquí tienes y aún te ha sobrado una moneda, toma - dijo a la niña.- Llévalo con mucho cuidado.
Ella salió feliz corriendo y saltando calle abajo.
Ya por la tarde, una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entró en la tienda. Colocó sobre el mostrador el ya conocido estuche aterciopelado con el deshecho papel de regalo y le preguntó al dependiente:
-¿Este collar fue comprado aquí, señor?
-Sí señora.
-¿Y cuanto costó?
-Ah!, - contestó el dueño del negocio,- El precio de los artículos de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.
La joven continuó:
-Este collar lo ha comprado esta mañana mi hermana pequeña, según ella, pero mi hermana tenía solamente algunas monedillas sueltas, ella no tiene dinero para pagarlo y el collar es verdadero, ¿no?
El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, volvió a colocar la cinta y se lo devolvió a la joven, diciéndole:
Su hermanita pagó el precio mas alto que cualquier persona puede pagar por el collar...,
ELLA DIO TODO LO QUE TENIA.
ELLA DIO TODO LO QUE TENIA.
El silencio inundó la pequeña tienda y dos lágrimas resbalaron por la cara emocionada de la joven, en cuanto sus manos recibían el pequeño envoltorio.
Moraleja:
Sé siempre agradecido sin esperar nada a cambio.
La gratitud de quien ama no tiene límites para los gestos de ternura.
Gratitud con amor no solo reanima a quien recibe, sino que reconforta a quien ofrece.
Buena semana a todos,
Fran.
Buena semana a todos,
Fran.