Era un sueño muy profundo, de estos que no sabes si estás despierto ya, o verdaderamente sigues aún soñando. El prado verde era inmenso, precioso, y hasta donde me alcanzaba la vista, estaba lleno de perritos como Ella, por allí jugando y correteando... volvió la vista una última vez, como para pedirnos permiso para ir a jugar con ellos y nos vio a los cuatro juntos... la saludamos con las manos en alto, lanzándole besitos al aire, y hacía allá se dirigió tranquilamente...
Era tan buena, que hasta decidió marcharse cuando sabía que su Amigo preferido (el hijo mayor), no iba a poder estar presente en el último momento.... pues lo amaba tanto, que seguro que prefirió ahorrarle ese tremendo dolor, pues Ella lo conocía perfectamente y pensó que sería lo mejor... igual se equivocaba, eso nunca lo sabremos...
La Madre intentó aguantar el tipo, pero al ver que la gente que ama, se derrumbaban lenta e inexorablemente delante suya, no lo consiguió. Sufriendo un dolor cada vez mayor, que se iba haciendo hueco en su interior sin pedir permiso, indescriptible por muchas palabras que busques en el diccionario, se unió sin querer a la tremenda tristeza de la escena. Seguro que la perrita la echará muchísimo de menos, pues la conexión que tenían las dos, iba más allá de la simple relación de una mascota y su Ama.
Y yo que queréis que os diga... para no herir sensibilidades de nadie, diré simplemente que ha sido uno de los días más tristes de mi vida... hasta el punto de llegar a pensar, si todo el sufrimiento que sentí al verla apagarse lentamente, había merecido la pena por haber compartido su compañía más de 17 años... pero fue solo un pensamiento egoísta y efímero... claro que me ha merecido la pena!, pero aunque yo sabía que mi perrita era ya muy mayor y tenía los achaques naturales de la edad, nunca estuve preparado para ese momento... quise disfrutarla hasta su ultimo aliento, sin pensar ni un segundo como sería el día que me tuviera que despedir de Ella.
El momento de decidir ponerle la inyección para que se durmiera para siempre, fue el momento más difícil y triste de mi vida. Es un dilema moral, que solo al que le ha pasado alguna vez, puede comprender... Y así se nos fue poquito a poco de este mundo, para esperarnos seguro en otro mucho mejor, con mis manos rodeando su carita y sin dejar de besarla un solo instante... se fue como se merecía, llena de Amor y Paz.
Si el Amor hubiera podido salvarte, habrías vivido para Siempre!... ¡Nunca te podremos olvidar, NALA! Descansa en Paz y guárdanos un sitio en tu Cielo, ¡Preciosa!
Aún con su cabecita entre mis manos temblorosas, soñé que Ella se iba feliz... muy FELIZ!